Este hombre que no compró absolutamente nada durante un año

Tras una ruptura traumática, el finés Petri Luukkainen decidió hacer un experimento: almacenó todas sus pertenencias y vivió durante un año sin nada material. 
Esta es su historia.

En octubre de 2010, el finés Petri Luukkainen terminó una larga relación sentimental. Tenía 23 años, trabajaba de director comercial y de editor de documentales… Y se vino abajo. Su respuesta primera fue fundir la tarjeta de crédito sin ninguna medida. De repente, su piso estaba a rebosar de nuevas adquisiciones, pero su sensación de vacío y soledad no paraba de aumentar, hasta el punto de rechazar de forma visceral esas nuevas posesiones materiales que le rodeaban.

En un intento de entender qué le estaba pasando, y qué debería hacer para restaurar sus niveles de felicidad, diseñó un plan de un año de duración: trasladaría todas sus cosas –todas, literalmente– a un almacén, y después podría sacar un solo una cosa al día para ir reconstruyendo su vida material desde cero. La otra regla es que no compraría nada en todo el año. Y, como editor de documentales, lo grabó todo.

"Nunca me había puesto delante de la cámara, pero estaba haciendo esta cosa tan loca con mi vida y tanto mis amigos como yo mismo pensamos que debería grabarlo –explica Petri–. Solo les pedí que si no me sentía cómodo o pasaba algo malo, me dejaran quemar la película".

El resultado, titulado My stuff, es un documental curioso, entretenido y a veces desolador que genera muchas ideas sobre las que pensar. Hay una referencia a El club de la lucha que no es para nada accidental: al final, este material funciona como una respuesta brutal a la cultura del materialismo y el marketing que invita a que definamos nuestra personalidad y vida a través de nuestras posesiones.

"Ahora estoy más seguro de mí mismo", cuenta él sobre su experiencia, que según explica le enseñó a vivir de una forma más minimalista y ecológica: "De alguna manera, el proyecto fue como una segunda adolescencia para mí. Me dio más pistas de quién soy, y más bases para sentir quién quiero ser".

Estas son algunas de las cosas que aprendió:

1 | Retoma el control de tu teléfono

"La película me hizo pensar mucho sobre los móviles. Puedes estar por ahí con amigos y, si suena, es la prioridad. Los teléfonos hacen que estemos menos presentes en nuestras vidas. Durante la grabación viví tres meses sin móvil, y me vino bien. Era posible porque estoy soltero y no tengo hijos, y me resultó sorprendentemente fácil y muy, muy relajante. Ahora siempre lo llevo en silencio, lo dejo boca abajo sobre la mesa y solo chequeo si hay mensajes cada dos horas. Siento que tengo más control de mi vida. Es una cosa muy sencilla pero que amplifica la felicidad del día a día. Se trata de trazar tus propias fronteras. Es egoísta, pero me he permitido hacerlo. Por supuesto, si sé que alguien va a venir a recogerme o algo así, activo el sonido, no soy un gilipollas".

2 | Es difícil ser honesto contigo mismo cuando están en crisis

"Cuando conocí a mi novia más o menos a mitad del proceso, pensé que debería empezar a comprar cosas. Pero si lo hubiera hecho, todo el proceso habría sido inútil. Echando la vista atrás ahora, creo que tenía un estado de ánimo extraño. Es muy raro que cumpliera el objetivo completo, que cumpliera las reglas durante un año entero. Si hubiera sido posible que yo me hiciera terapia a mí mismo, me habría dicho: 'Petri, simplemente te sientes solo. No tienes demasiado amor en tu vida. Y estás proyectando todos esos sentimientos negativos sobre tus cosas. ¡Tienes que quererte a ti mismo!'. Pero no es tan fácil".

3 | Las posesiones te complican la vida más que facilitártela

"Establecemos relaciones con las cosas igual que con las personas. Puedes cultivar una buena y productiva relación con, quizá, unos 10 amigos cercanos, a lo mejor puedes subir hasta 40 personas que puedes llamar amigos, por mucho que diga tu Facebook. Con las cosas pasa lo mismo. Almacenamos todos esos objetos en nuestras cosas, y por el simple hecho de verlos, creemos que tenemos que sentir algo por ellos, una conexión emocional, y llegamos a sentir que las necesitamos. Piensa en lo que ni has tocado físicamente durante dos años. Yo pasé un año alejado de mis cosas y esa conexión, simplemente, desapareció. No quiero tener muchas cosas porque las cosas necesitan mantenimiento, al final tienes que gastar mucha energía en ellas. Un coche, por ejemplo: lo compras, luego viene el seguro, apunta la gasolina, las reparaciones… Muchas de las cosas que adquirimos supuestamente para facilitarnos la vida van a pedir mucho a cambio".

4 | Los coleccionistas son fetichistas

"Algunos creen que yo ahora soy una especie de Buddha o de eco-Jesús que vive solo en mi piso vacío con dos piedras y un colchón. Sí que llevo un estilo de vida bastante básico pero de alguna manera creo que ahora soy incluso más materialista porque aprecio más las cosas. Tengo unos cuantos DVD y unos 40 discos, aunque también tengo Spotify. Muchos amigos tienen montañas de DVDs, algunos son auténticos coleccionistas. Eso es fetichismo. Les gusta el olor del vinilo. Muestras quién quieres ser a través del amor a esos discos y DVDs. Si hablas con tus amigos sobre qué sería lo primero que sacarían del almacén, las respuestas serán definitorias de su personalidad".

5 | No pienses sobre ello: ¡hazlo!

"Mientras grabábamos, nunca pensaba en la experiencia como una película. Pero cuando empecé a armarlo, quise hacerlo bien de verdad, de manera que 10 años después no fuera a pensar que era un poco cutre. Después me di cuenta que había tenido ese tipo de pensamiento muchas veces, sin después llevarlo a la acción. Estoy muy feliz de que en este caso sí que actué. Al final, esa podría ser la principal clave de todo esto: haz algo".

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